"La dependencia social al alcohol y su relación con la fobia social", por Luis Miguel Real (psicólogo especializado en adicciones)

Cuando hablamos de problemas de conductas adictivas, tenemos que hablar de patología dual. Hay una altísima comorbilidad entre las adicciones y otros problemas psicológicos. Uno de los combos más comunes es el del alcohol y la ansiedad o fobia social.

Las relaciones e interacciones sociales son complejas, y como decía Sartre “el infierno son los demás”. Los eventos sociales suelen ser las situaciones más terroríficas del mundo para mucha gente. Y por eso toma tanta importancia el consumo de alcohol (que la grandísima mayoría de la gente inicia en la adolescencia y a edades cada vez más tempranas).

El consumo de alcohol puede tener muchas funciones a nivel conductual, pero sin duda la más importante es la de apaciguar los síntomas de ansiedad social o inseguridad (temporalmente).

El alcohol es la droga social por excelencia, porque hace que la gente se olvide rápidamente del sentido de la vergüenza, el miedo al ridículo o de lo que otras personas puedan pensar. Paradójicamente, consumir demasiado alcohol puede provocar las situaciones más vergonzosas de la vida de una persona (de las que solo sería consciente al día siguiente).

Hay una altísima comorbilidad entre los problemas con el alcohol y la ansiedad social. Por un lado, las personas con fobia social tienen más probabilidades de beber (más) alcohol como vía de escape ante los pensamientos y sensaciones de la ansiedad. No solamente usan el alcohol para “envalentonarse” y atreverse a hablar con otras personas, bailar, sentirse más graciosos, etc. También lo usan para olvidarse más deprisa de las situaciones en que consideren que han hecho el ridículo, se hayan puesto en evidencia, hayan dicho algo inadecuado, o que se les haya notado que estaban nerviosas.

La otra dirección de causalidad de la correlación alcohol-ansiedad social es que, cuando una persona aprende a depender del alcohol para sentirse cómoda en los eventos sociales, pierde oportunidades para mejorar sus habilidades sociales. Es decir, que cuanto más a menudo beba una persona, más “torpe” se va a sentir en sus interacciones si no bebe alcohol.

En resumen, así se reforzará más y más la conducta de consumo de alcohol, al asociarla fuertemente a la reducción de síntomas de ansiedad social. Y al aumentar y generalizar el consumo de alcohol, también aumentarán las probabilidades de terminar desarrollando un problema de conductas adictivas.



Bibliografía:
Schneier, F. R., Martin, L. Y., Liebowitz, M. R., Gorman, J. M., & Fyer, A. J. (1989). Alcohol abuse in social phobia. Journal of Anxiety Disorders3(1), 15-23.

 

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