"¿Influyen nuestras emociones en nuestra cognición?", de Alicia Alonso (estudiante de Psicología en el Centro Universitario Cardenal Cisneros (CUCC/UAH))

Las emociones y la cognición son dos aspectos fundamentales de la experiencia humana. Durante mucho tiempo, se consideraba que estas dos áreas eran independientes, pero en las últimas décadas ha surgido un creciente interés en comprender cómo se relacionan y cómo las emociones pueden influir en la cognición.

La cognición se refiere a los procesos mentales que incluyen la percepción, la atención, la memoria, el pensamiento y la toma de decisiones. Por otro lado, las emociones son experiencias subjetivas que implican respuestas fisiológicas y psicológicas a estímulos externos o internos.

Numerosos estudios han alcanzado que las emociones pueden tener un impacto significativo en los procesos cognitivos. Por ejemplo, las emociones pueden influir en la atención, determinando qué estímulos captan nuestra atención y cuáles ignoramos. Cuando experimentamos emociones intensas, tendemos a prestar más atención a los estímulos relacionados con esas emociones y a ignorar otros estímulos menos relevantes.

Las emociones también pueden afectar la memoria. Se ha observado que las experiencias emocionales tienden a ser recordadas con mayor intensidad y detalle que las experiencias neutras. Esto se debe a que las emociones activan la liberación de neurotransmisores y hormonas que fortalecen las conexiones neuronales y facilitan la consolidación de la memoria.

Además, las emociones pueden influir en el pensamiento y la toma de decisiones. Las emociones positivas, como la felicidad o la satisfacción, pueden mejorar la creatividad y la flexibilidad cognitiva, lo que nos permite generar ideas y soluciones innovadoras.

La influencia de las emociones en la cognición también puede ser observada en situaciones sociales. Las emociones juegan un papel crucial en la comunicación no verbal, permitiéndonos interpretar las señales emocionales de los demás y ajustar nuestra propia conducta en consecuencia. Además, las emociones pueden influir en la empatía, la toma de perspectiva y el juicio moral, todos ellos procesos cognitivos complejos.

Es importante destacar que la relación entre las emociones y la cognición es bidireccional. Si bien las emociones pueden influir en la cognición, también es cierto que los procesos cognitivos pueden modular nuestras emociones. Por ejemplo, nuestros pensamientos y creencias pueden influir en la forma en que interpretamos y experimentamos las situaciones emocionales.

En resumen, las emociones y la cognición están estrechamente interrelacionadas. Las emociones pueden influir en la atención, la memoria, el pensamiento y la toma de decisiones, y pueden desempeñar un papel crucial en situaciones sociales. Comprender esta influencia es fundamental para tener una visión más completa de la experiencia humana y puede tener importantes implicaciones en campos como la psicología, la educación y la toma de decisiones.





Bibliografía:

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Simón, V. M. (1997). La participación emocional en la toma de decisiones. Psicothema9(2), 365-376.


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